La libertad de expresión es un derecho fundamental e indispensable para garantizar la democracia y la estabilidad en toda América, trascendiendo fronteras y tendencias políticas. Es un principio que no debe ser vulnerado, ya que su restricción conlleva consecuencias perjudiciales para la sociedad en su conjunto. Sin libertad de expresión, los gobiernos evaden el escrutinio popular y corren el riesgo de radicalizarse y corromperse, independientemente de su orientación política.
El cierre de un periódico en Latinoamérica debido a la falta de papel o el cierre de un periódico local en los Estados Unidos por motivos de rentabilidad, representan ejemplos claros de los perjuicios significativos que esto ocasiona. Un artículo altamente recomendado, publicado por la Universidad de Notre Dame en junio de 2018 y titulado «When local newspapers close, government runs unchecked, costs increase» expone cómo la pérdida de la prensa local ha influido en el aumento de la corrupción y en los costos gubernamentales, al carecer de la mirada crítica y supervisora de los medios de comunicación sobre los derechos de la sociedad.
Preservar y fortalecer la libertad de prensa se vuelve crucial para combatir la impunidad y el autoritarismo en toda América. La libertad de expresión empodera a los ciudadanos al proporcionarles información veraz y objetiva, permitiéndoles participar activamente en la vida democrática y exigir rendición de cuentas por parte de los gobernantes. Únicamente a través de una prensa libre y sin restricciones podemos construir sociedades más justas y transparentes, en beneficio de todos los ciudadanos.
La libertad de expresión es un pilar inquebrantable que no debe verse limitado por fronteras ni por agendas políticas. Debemos promover y proteger este derecho fundamental en todos los niveles, tanto a nivel local como internacional. Es responsabilidad de los gobiernos, las instituciones y la sociedad en su conjunto garantizar y promover un entorno propicio para que los ciudadanos puedan ejercer su libertad de expresión de manera plena y segura. Solo así podremos construir un futuro basado en la justicia, la transparencia y el respeto a los derechos humanos.